Bogotá – Colombia
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Bienvenidos

Han pasado más de 25 años desde que experimenté por primera vez ser parte del movimiento de La Viña, y ha sido un dulce recorrido, con muchas cimas y muchos
valles en el camino. Nunca pensé que se me presentaría el privilegio y el desafío de liderar a nuestra comunidad de iglesias, pero he estado agradecido a Dios por su guía en este emprendimiento.

Una cosa que el liderazgo me ha enseñado es la importancia central de aclarar los valores y las prioridades. Esto es algo que John Wimber siempre enfatizó. Hay tantas fuerzas que podrían tratar de quebrar una asociación, que nos tentarían a andar por nuestra propia cuenta en vez de viajar juntos. Nuestra respuesta debe ser volver a las cosas que Dios nos ha impartido mutuamente a través los años. Éstas experiencias compartidas son lo que nos une.

Dios nos ha dado una rica herencia en el movimiento de La Viña. Nos ha sido dada la fe para trabajar y orar por la sanidad de enfermedades, quebrantamiento, e injusticias. Tenemos una responsabilidad delante del Señor de llevar esta herencia honorablemente. Hay almas que están sedientas por el ministerio del Espíritu y Dios nos ha llamado a ministrarles a ellos. La fidelidad a este llamado requiere que proclamemos, practiquemos, y protejamos el ministerio del Reino.

Amigos, tenemos un llamado profundo en el Señor. Debemos proclamar, practicar, y proteger el ministerio del Reino. Es un emprendimiento digno que Él nos ha dado. Esforcémonos juntos en una profunda intimidad con Jesús.
Para la mayor gloria de Dios y el bienestar de su pueblo,

Phil Strout
Director Nacional de La Viña USA

UNA COMUNIDAD DE IGLESIAS

Si estás leyendo esto es probable que estés de alguna forma involucrado en una congregación local de La Viña.

Posiblemente eres un pastor o un líder de esa iglesia, o a lo mejor eres una persona que atiende ocasionalmente, o quizás un invitado por primera vez. Lo que a lo mejor no sabes es que esta iglesia Viña es parte de una familia de iglesias más grande llamada el movimiento Viña.

El movimiento Viña es una organización bastante sencilla. Hay algunas piezas administrativas: un equipo de liderazgo nacional, algunas estructuras regionales y de área, y una oficina nacional. Pero estos sólo son una pequeña parte de lo que es La Viña.

En primer lugar y más importantemente, la Viña es una comunidad de iglesias. La fuerza de la Viña siempre ha sido, y seguirá siendo, la iglesia local. Las iglesias Viña son diversas. No hay dos que se parezcan. De ciudad a ciudad, de estado el estado, de país a país, las iglesias Viña siempre están aprendiendo como habitar y amar las culturas a su alrededor. Las iglesias Viña varían desde pequeñas iglesias caseras hasta mega iglesias gigantescas. Están en pequeños pueblos rurales y centros urbanos grandes. Pero mientras que cada congregación tiene sus características distintivas, también hay un código genético de la Viña, una serie de valores y prácticas en común que hacen que nuestra familia de iglesias sea colectivamente única. No pensamos que estos rasgos nos conviertan en mejores que los otros movimientos de Iglesias o denominaciones. John Wimber, el fundador de La Viña, fue bien conocido por animarnos a “amar a la Iglesia entera”. Pero nosotros hemos establecido ciertos valores y prácticas como parte de nuestra herencia común, y estos son la razón por la cual amamos estar juntos en este movimiento.

A través de los años, las iglesias Viña han continuado a desarrollarse y a cambiar. Entonces ¿cuál es el estado de la Vina hoy en día? La respuesta puede ser encontrada mirando a nuestras congregaciones.